Los pastores trashumantes
van camino hacia Belén,
la cosa no pinta bien
y el parto sigue adelante.
María, en su corazón
lleva el gozo, en su regazo,
al hijo de Dios, que en brazos
lleva nuestra redención.
Aún sin nacer, en virtud
tiene trazado el camino
y su último destino
será morir en la cruz.
Alguien muy sabio predijo:
Llevará una dura suerte,
por librarnos de la muerte,
hijo de Dios, por hijo.
Yo no quiero que tú mueras,
Jesús, mi buen nazareno,
quiero hallar aún lo bueno
en las personas sinceras.
No soporto más horrores,
para librar mi condena,
si he de pagar dura pena,
pagaré por mis errores.
Quiero celebrar tu vida,
disfrutar tu nacimiento,
como el más bello momento
de una humanidad perdida.
Llevaré en pos, tu enseñanza,
siguiendo fiel, tu sendero,
en un afán verdadero,
abierto hacia la esperanza.
Escrito en Diciembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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