Sobre el rizo del pubis, un cuerpo es un lastre,
a no ser que sea pluma ligera, en un amor
que guarda todas las caricias y susurros
dichos al oído.
Sólo un plumaje de sutiles dedos,
acarician...hallan el contorno
de la persona amada, despuntando
en el horizonte de su vida, como el alba
muestra el sol en el horizonte.
No hay peso posible, cuando los cuerpos
se van deshaciendo uno sobre el otro,
y las bocas van bebiendo amor en los labios
que pronunciaron dicha palabra.
Nada tan puro, como la nieve
o la lava de un volcán.
Instintos que se cruzan en agua y fuego
sobre el suspiro de una voz estremecida
por un leve susurro que arrebata el viento.
Escrito en Octubre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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