seda en las caricias y una proximidad
de labio u horizonte que ha de sellar
una constancia, arrebatando un brillo estelar
en la mirada.
Zozobrar acaso al borde de tu orilla,
con las velas hinchadas por los suspiros,
náufrago jadeante entre las sábanas,
buscando la ternura de tu piel
entre mis poros.
Se hace el silencio y un brote de besos
o nardos, huyen de su blancura prístina,
para alcanzar el cielo.
Amor sin límites, bajo un techado de estrellas.
Los párpados cerrados y la boca entreabierta,
por donde el alma se entrega,
desde un ardiente corazón.
La Luna se tiñe con la miel de los besos
y las caricias se extienden
como sedosas nubes
sobre un campo adormecido
o una piel que se eriza…
cuando merma la voluntad y crece el deseo.
Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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