domingo, 20 de junio de 2021

Inalterablemente Eterno.

Me arrojé a las llamas
 para convertirme en humo y expandir 
mi espíritu por el espacio-tiempo,
en la absoluta comprensión 
de que nada muere y prevalece.


Crucé la Laguna Estigia y convencí a Caronte,
para romper el hechizo de sufrir la pena eterna.
Nada debiera ser penoso o terrible 
durante una eternidad, que no es deseada.


Sobre el ánimo que sentimos
 un segundo antes del óbito, se puede 
construir una realidad, que pueda transmutar 
la penumbra, en la clara luz futura,
que iluminará nuestro camino.


Nada impedirá el tránsito imperecedero 
en la última aventura, que consiste 
en crear una realidad sobre todas
las realidades existentes y por existir.


Porque nada muere eternamente 
en la memoria de un tiempo inexistente.

Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.








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