miércoles, 30 de junio de 2021

Los versos danzan al compás de su música.

La palabras tienen su propia música, 
su propia cadencia y ritmo.
Suenan en mi mente y en mis oídos 
constantemente.


Fluyen incesantes y bajan en cascada 
hasta mis dedos y se apoderan de mi boca.
Los versos son latidos de mi corazón
y mi alma.


Los siento como fantasmas que toman cuerpo 
y se hacen visibles, cuando los pronuncio 
en esa presencia que me invade,
pero no me incomoda.
Por el contrario, me dan la vida, 
cuando la tristeza intenta robarme 
la escasa alegría que me queda.


Escrito en Junio 2021 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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