lunes, 28 de febrero de 2022

El eco ensordecedor de un verso.

No frecuento la soledad, sino para escuchar
el soliloquio de las voces externas 
de todos los poetas que ya no están 
entre nosotros.


Sus almas permanecen latentes en todos
los estados de vigilia poética,
 durante la ensoñación, antes de parir 
cada verso que fluye desde mi interior.


Sus voces son abejas que aletean 
sobre mi cabeza y sus verbos densos 
y precisos, flotan como una presencia 
de aire y fuego sobre un mar de emociones.


Nada tengo, ni poseo, sino la palabra 
que nunca muere y renace nuevamente,
ensordeciendo el ruido de los cañones
en medio del absurdo.

Escrito en Febrero 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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