viernes, 11 de febrero de 2022

Recuerdos de un pasado Celta.

El mundo  era entonces, 
una oscura habitación, donde el tiempo 
se detuvo, nuestros pies hinchados,
recordaban el camino andado sobre 
las piedras inertes de aquellas épocas.


Nuestro ánimo se alzaba y crecía
sobre las montañas y los valles.
Los ríos de plata fulgían bajo el sol,
largos filos de espadas llameantes
y un murmullo  de agua pura, 
se podía escuchar, bajo el cristal 
de su superficie.


La niebla era entonces, el frío hálito 
de las lejanas cumbres, que descendía 
en una callada voz de aviso, de inescrutables
peligros.


La tierra, madre adusta, se dolía y se agitaba
en un tambor de antiguos ritmos,
cuando  alguno de sus hijos, volvía a ella,
fallecido en el fragor de una absurda batalla.


Un arpa y un violín, se hermanaban 
en la tristeza  aérea de una gaita
y los gigantes  se ocultaron  en las cavernas,
en un sueño de siglos, a la espera 
del retorno de los hombres  hacia la conciencia 
plena de la naturaleza.


Escrito en Febrero 2022 por Eduardo Luis Díaz  Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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