una monotonía en el amor,
que se convierte en clamor,
cuando no suenan los besos.
Un pasivo sufrimiento
y un milagro que no llega,
en la lágrima se anega
el fruto del descontento.
Tan sólo un último aliento
atrapado entre los labios,
con besos que fueron sabios
y del amor son sustento.
Ahora, mi boca febril,
busca tu boca jugosa
y no pretendo otra cosa,
que tu beso más gentil.
Sé bien, que me has olvidado,
que has buscado un nuevo amor,
pero no es el trovador
con el que habías soñado.
Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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