lunes, 15 de julio de 2024

Los temores cotidianos.

Hay miedos inconcebibles 
y temores abisales,
que cruzan nuestros canales 
resultando imperceptibles.


Graban en el subconsciente 
una huella densa, oscura 
y en la angustia se asegura 
romper el grano y simiente.


De esa estabilidad,
que siempre se necesita 
y a nuestra razón excita
un mar de tranquilidad.


Surge la incomodidad 
de una tormenta a sazón,
que irrumpe en nuestra razón,
y nubla su claridad.


Miedos que nos son eternos,
que afloran en la consciencia 
con la fuerza y la violencia 
nacida de mil avernos.


Miedos que cuestan mirar 
cara a cara al enfrentarse,
cuando uno quiere librarse 
de tan enorme pesar.


Miedos que son de la vida,
afán de superación,
miedos que son la traición,
cuando es abierta una herida.


Y se te clava en el alma
su espina, en la incertidumbre,
sin una llama que alumbre 
tu sensatez y tu calma.


El temor es matrimonio,
de toda desesperanza,
necesitamos templanza 
para vencer su demonio.


Y advertir que no podrá 
detener tu corazón,
su fortaleza y razón 
siempre prevalecerá.


Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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