de las brasas entre los dedos de mis pies.
No existe piedad para el débil, que deambula
taciturno entre los espectros de su propia
sombra.
Soy y lo afirmo.
Lo rubrico con toda la materia gris,
que resbala desde mi cerebro hasta mi boca,
para ser pronunciado por última vez,
antes de una inminente muerte,
que me aproxime en el camino
hacia la eternidad.
¿Habéis pensado en matarme?
Nunca lo lograsteis, porque conozco
lo que esconde el ser humano y no lo declara,
porque su temor crece más deprisa que su fe
y su imaginación, para levantarse de nuevo
entre las llamas.
Escrito en Julio 2024 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.
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