miércoles, 12 de octubre de 2016

El negro crespón de la Muerte

Sopla el cierzo sobre el alma baldía,
carente de ilusión, por la tristeza,
no retiro su sombra en mi cabeza,
pues la siento en tu ausencia, por vacía.

La vida en su descuido, no advertía,
que el frío, de su mano fué llegando
y así, el calor vital se fué llevando,
mientras en su regazo, caen los días.

Tu cuerpo, antes vibrante, cae inerte,
tocado por su mano descarnada
y cesa ya, la vida enamorada,
al roce, por las alas de la muerte.

Aciagos son los días venideros,
en lágrimas que imploran tu presencia,
llorando, quedo al punto, por tu ausencia,
sin brillo en mi mirar, tan sólo espero.

Tan sólo en el recuerdo, con la brisa,
añoro tu sonrisa y tus cabellos,
tu buen hacer, tu amor y sus destellos 
y el eco cantarino de tu risa,

La muerte es la certeza, nunca miente,
espera en tu inconsciencia, agazapada
y al fin ha de posar su mano helada,
sobre el temor vital, que la presiente.

La vida es calidez, ese es su verbo,
la muerte trae el frío, tras la calma,
que deja en un rincón de nuestra alma,
clavando su crespón de ala de cuervo.

Escrito en Octubre 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito."Zuhaitz".


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