viernes, 5 de enero de 2018

El inquisidor ( a Tomás de Torquemada )

Me enfrento con la maldad

en estos tiempos oscuros,

soy el azote y verdugo,

defensor de la verdad.


Me acusan de crueldad,

para obtener testimonio 

de quien adora al demonio

y es sólo por dignidad.


Porque la trémula carne

ni miente, se calla o duda,

si se aplica la tortura

hasta que el cuerpo descarne.


El diablo en su cobardía 

abandona al servidor,

aterrado ante el dolor 

de quien tan fiel le servía.


No soy un torturador,

soy guardián de la virtud,

es mi credo y mi actitud,

yo soy el inquisidor.


Mi fama es exagerada 

ante un temor por sentido,

sin duda reconocido.

Soy Tomás de Torquemada.


Fui de reyes, confesor,

perseguidor de judíos,

que por fe y a juicio mío,

nunca les tuve temor.


Combatí la brujería 

y en nombre de Dios, por cierto,

prefiero al hereje muerto,

que sufrir sus fechorías.


El fuego es gran hacedor

de milagros al impío

¡Muera así el macho cabrío 

en el fuego abrasador!.


¡Si el alma no dignifica 

a Dios sobre las alturas,

procédase a la tortura,

que en llamas se purifica!.


Escrito en Enero 2018 por Eduardo Luis Diaz Expósito.”zuhaitz”.




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