Vivir o morir lentamente,
con ese temor a la fama y a las alturas.
Con la certeza en la incertidumbre
del amor y una sequedad de yesca
en una boca que jamás mendigó un beso
y dió el frescor de su extinta juventud,
en una entrega sin remitente,
para caer tan sólo en los brazos del olvido.
Sé que existo y sobrevivo con apenas
una leve llama de ilusión, en un océano
de oscuras aguas y un amanecer por justificar
ese momento de luz que se ansía.
La existencia pesa con el óxido retenido
de los años de estáticos, aunque siempre
queda la inercia inherente, que emerge
de la vida misma.
Tan sólo un trazo, una línea prolongada
hacia el infinito, donde las esferas quedan
sepultadas en un reloj de arena.
Escrito en Junio 2018 por Eduardo Luis Expósito."zuhaitz
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