viernes, 8 de febrero de 2019

Comienza una tormenta 

Cuando la tristeza alcanza la pupila del cielo,
las aguas se agitan convulsas
y quedan mondadas las llamas de la ilusión,
sin su celofán y perfectamente esmeriladas.

El llanto surge, por falta de brillo en su cuerpo
y en su opacidad se observa
 un estremecimiento, que concluye
con una precipitación violenta, descargando
agujas de cristal sobre la tierra.

Aún en el dolor, un frío llanto sofoca la sed
que la tierra en su aridez proclama,
y se vuelven a crear las rojas líneas,
que refractan los rayos de un sol,
cuyos filamentos, esconden su faz
entre las densas  nieblas.

Un venablo de luz disuelve
 las brumas pretéritas  y golpea la penumbra
con el tacón, que se eleva desde el pie,
hasta la rugosa extensión de un cielo,
aquejado de suspiros de aire,
que  huyen del lecho hasta el ático
más elevado... formando cordilleras.

Escrito en Febrero 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

No hay comentarios:

Publicar un comentario