domingo, 17 de febrero de 2019

Más sabe el diablo por viejo...

No necesito más que la certidumbre
del color de tus acciones, para saber
si debo tornasolar tu conciencia
o apartarme de ti, ante un inminente peligro.

No quiero que me des la paz, más bien
deseo compartirla contigo.
En un amago de vida, también hallamos
una sentencia hacia el fin de los días
que se van consumiendo.

Quiero ser una pizarra, donde escribir
una vida, con la tiza blanca de un alma pura.
El agua es un espíritu que nace de la emoción
que corona las cumbres del pensamiento
y se precipita en un valle tranquilo,
con el ímpetu del descenso, hasta llegar
a un remanso de paz, en la laguna
de la sabia edad.
Escrito en Febrero 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito



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