lunes, 11 de marzo de 2019

En el fragor de una Galerna

Las velas desplegadas asisten al martirio
de las olas, estrellándose contra los arrecifes.
El barco es una proposición deshonesta,
sobre la lengua de un mar, que se resiste
a lamer su quilla y rompe con cada embestida,
el manto de algas y moluscos, adheridos,
para abrir en su vientre, una vía de agua .

Es esa sensación de temor, que aísla
el sentimiento de aventura,
con una tenaz sombra de infortunio,
entre la sal y el amargor del agua retenida.
Que no es tal esa quietud sorprendida,
sino en el breve instante, en que el silencio
se quiebra con un estruendo,
entre el fragor de las olas y un martillo de luz,
que cae con inusitada fuerza sobre el agua.

La lucha es continua, por las lágrimas
que se desprenden de la espuma
y la arena que abre un hueco en las rocas
y en las conciencias agitadas
de los marinos atemorizados
por tan cruel madre océana.

Escrito en Marzo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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