ni ave más fugaz que una sonrisa,
pues la vida no se detiene y sin prisa,
de toda la experiencia se halla plena.
A veces nos arrastra sus cadenas,
surgiendo de una falta de consciencia
y otras veces, nos asiste la paciencia
entendiendo la experiencia, ya por buena.
Es todo el asumir este trabajo,
que cuesta trascender por su penuria
y sólo se resuelve con la furia
de no venirse nunca tan abajo...
que pueda decidir nuestra derrota,
o un paso hacia detrás, por el temor
de obrar debido a su rigor
perdiendo una emoción, que al fin se agota.
No hay hondura más grande que ignorar
que el mal no se mantiene en nuestra vida
y al final se cerrarán esas heridas
que impiden nuestro arduo caminar.
Escrito en Marzo 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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