jueves, 26 de marzo de 2020

Pesadilla al abrigo de la noche.

Sobre una sábana negra, se posan hirientes,
los ojos con cabeza de alfiler, que fulguran
y lloran la pérdida de la luz del sol matutina.

En un frasco de formol, las emociones
permanecen intactas, sobre una vitrina oscura,
oculta a los ojos insidiosos.
Hay una muestra de vapor del hálito,
escondido entre los cojines de la sala,
( ahora vacía ) y con las ventanas abiertas,
no para que alguien entre...
sino para que salgan todos.

Nunca puede llenar de agua
los oídos tatuados de las alfombras
y aunque todo lo saben y escuchan,
no lo cuentan, ante el temor de ser
nuevamente pisadas.

Nunca adivinarás qué es lo que guardo
en mis manos vacías, pues sólo crees
en aquello que puedas ver
y la mayor ignorancia es la ceguera y negación
de lo que unas manos guardan,
cuando está a punto de construir algo
que surgió en una chispa de ingenio.

En toda congregación hay un disidente
y ese soy yo, más por convencimiento,
que por rebeldía.
Cada muerte negada es una resurrección
a la vida.

Escrito en Marzo 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.





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