jueves, 28 de julio de 2022

Mar de vida ardiente.

La vida arde en una llama y el tiempo 
aporta el oxígeno para que  se consuma.
Los recuerdos son las cenizas que quedan 
en el poso de nuestras memorias 
y como un río caudaloso desembocan
en una paz o remanso de inmenso piélago.


Todo impulso termina por detenerse
y el tiempo limita su cadencia, cuando ya,
se detienen las nubes o dejan de girar
las hojas movidas por el viento.


La vida arde en un crisol, donde se funden 
alegrías y penas.
Se recorren todos los espacios que habitamos 
y nos habitan, y en la última morada 
hay una nave esperando, para llevarnos 
a un desconocido lugar, donde no sabremos 
que nos deparará el destino…
Si este mar de vida volverá a arder
o se difuminará, 
arrastrado por sus propias corrientes.


Escrito en Julio 2022 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.

© Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.




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