dibujando la silueta de tu figura.
La música trepaba por las paredes del
local, hasta mis oídos
y mis ojos eran sólo para ti.
Se deslizaron como brisa por tu cuerpo,
recreando una imagen de ternura,
al imaginar la suavidad de tu piel.
Algo secreto, místico y misterioso,
arrebataba mis sentidos,
con una sensualidad que rayaba
todas las imágenes que el deseo
puede crear en nuestras mentes.
Te amé sin conocerte, como si fuese
sabido, lo que podría esperar
a partir del primer encuentro.
Perdí la noción del tiempo
y aunque fué una puesta en escena,
una mentira, ese momento
tuvo la magia que no volví a hallar
en ningún otro encuentro.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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