en el alma, imágenes colmadas
de tintes color sepia
y un sabor agridulce.
Se ensancha la memoria y el pecho
se abre totalmente.
Nido de melancolías, donde albergamos
las aves que tienen rotas,
sus oscuras alas.
El azul se torna grisáceo y pesa
como el plomo en el vencido ánimo.
Dibujamos los recuerdos más bellos
con añoranza y nos damos cuenta
de que la vida pasa y se esconde
tras una cortina de humo, la infancia
y la juventud que tuvimos.
Ahora es tiempo de nieve, de pausas
y de espera.
Los pasos van más lentos, menos firmes
y de vez en cuando,
miramos hacia atrás,
queriendo encontrarnos
en otros tiempos.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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