que guía las voluntades,
cuando alguien pierde el ritmo
o el timón en la difícil navegación.
Una mano, como una extensión
de la ilusión, una cordada,
con la que unir el nexo
de las conciencias, hacia un fin común.
Las manos unidas, como eslabones
de una misma cadena,
el corazón abierto, como un mar
que no conoce horizonte,
bajo una misma luz y un propósito
de tierras vírgenes, donde instalar
un castillo de confianza, donde crezca
la amistad y el amor, con la libertad
que el viento conoce y sabe.
Una mano, un gesto, la unión
de las voluntades
y todo un mundo por construir,
donde nacer de nuevo a otra realidad,
más justa.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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