tiene tintes de sangre
y un profundo arañazo.
Se descuidó por su exceso de confianza
en la coraza que lo protegía,
ante el agudo aguijón del escorpión.
La protección exterior,
deja al descubierto la fragilidad interior,
nunca trates de aparentar fortaleza,
siempre pueden herirte
y si tratas de mostrarte débil e indefenso,
serás pasto de los buitres.
Todos te dirán que nadie pretende
iniciar la batalla,
pero en cada corazón humano
hay semillas de violencia,
que pueden germinar, si el terreno
y las circunstancias son las idóneas.
Debemos ser como el agua
que se amolda al recipiente
que lo contiene,
debemos aprender su sabiduría.
El agua sabe ser mansa y relajante,
fluyendo en una fuente y reposando
en un bello estanque, pero puede
mostrarse terrible y despiadada,
en el furor de una tormenta.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis
Díaz Expósito."zuhaitz"
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