son conversaciones que escapan
por los rincones y se pierden
con su eco en la lejanía.
Se prolongan, se cruzan, emocionan
y confunden.
Calles de luz y sombra, de alegoría
y tiestos colgados en los balcones.
Calles de infancia, de besos
en la oscuridad de un portal
y adoquines en el inseguro piso
de una cuesta pronunciada.
Las calles, ríos de la vida,
donde fluyen todos los malestares
y emociones, risas y juegos,
cuando aún no circulaban
los coches por sus arterias.
Calles para el olvido o la esperanza,
para un encuentro amoroso o
el lugar, donde la casualidad,
azar o destino aboca
los encuentros furtivos, que han
de permanecer intactos,
entre nuestros mejores momentos vividos.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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