que llevamos entre los dedos.
Se vuelca la historia, sólo en la pausa
que encontramos, cuando perdidos,
buscamos la soledad.
En la buhardilla se acumula el polvo
y el pasado duerme
entre la vieja hamaca, el arcón
y algunos libros desvencijados.
La luz se filtra tímidamente
por un translúcido ventanuco
cubierto de telarañas y da un porte
de magia a los ángulos que forman
las añejas vigas, que sustentan la casa.
Se escapan los segundos como ratones,
que temerosos, salen de su madriguera
y temen ser descubiertos.
He borrado las horas con las agujas
del reloj, haciendo punto de cruz
y dejando un hilo suelto,
por si necesito guardar ese tiempo
o volver a hilar de nuevo,
sin repetir nunca la misma figura,
el mismo dibujo.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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