ni tu boca.
Es ese misterio que tu cuerpo guarda
y desde tu alma aflora.
Es el vértice de una emoción,
cresta de la ola, que tratamos
de remontar en el amor, cuando el placer
nubla nuestra vista y todo adquiere
una suave tonalidad difusa
y es ese encanto especial que sólo
las hadas poseen en sus mágicas alas.
No, no eres tú y si lo eres.
Es esa luz que brota de tu presencia,
el aroma que extiende
el vuelo de tu falda, cuando caminas
llevando un resplandor cautivo
en tu sonrisa.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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