un leve silbido, sucede cuando
cae la nieve en copos y el azul
se agranda en la pupila del cielo.
El diálogo prosigue
cuando musita el fuego y su voz
se escucha en el crepitar de la leña seca,
serpentea, entonces en lenguas rojas
y va devorando el aire, mientras muestra
su lado más amable y cálido,
extendiendo su aliento por toda la estancia, dejando aromas a leña
y a hogar.
Hay nueces y manzanas en un cuenco,
sobre la mesa y algún membrillo
bajo el encaje de un tapete, hojas secas,
ramas y algunas castañas para asar,
sin duda.
Huele a lavanda y jabón de Marsella
y sé que estoy en casa...
porque me siento a gusto.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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