y asombro.
Sorprendidos rayos de luz incidente,
entre los dientes en la sonrisa
del alba.
Los guijarros se mecen en las cunetas
de los caminos y el aire forma
remolinos de hojas, jugando agachado
en el suelo.
Inocencia blanca, de transparente beso
y alas de tenue vapor, que impregna
la seda que danza en su vuelo.
Las criaturas del alba llevan el cristal
y el iris en su leves cuerpos.
Una ingravidez despunta
entre los rayos de sol, matizados
con partículas de polen,
que el viento mezcla con una tierna
complicidad.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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