no he hallado a nadie que se ajuste
al modelo que tengo en mis sueños.
Ellos me hablan de una mujer
que dará sentido a mi vida.
La belleza y la seducción son las trampas
en las que caemos los románticos
empedernidos.
Como moscas ante la miel, nos dejamos llevar por su aroma y lo confundimos
con el licor de amor.
Nos embriagamos fácilmente, seducidos
por el falso oropel de su presencia.
Debería hablar de amor y creer
que no ha muerto, pero para ello,
debo resucitar y encontrar
cada trozo de mi corazón, para formar
un templo de amor reconstruido
y pueda ver desde sus ventanas,
las hogueras del infortunio
consumirse lentamente hasta
que formen parte de las cenizas
del tiempo.
Escrito en Agosto 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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