A tu timbre se amoldaban mis oídos,
Recibí de tu voz esos sonidos,
Ideando con los versos, los fonemas,
Ante un silencio dormido.
Tuviste el tesón y la claridad,
Engarzando con tu vida, sentimientos.
Resonaba el eco de tu aliento,
En la estancia, con tu gran humanidad,
Sabedora en la emoción y la porfía,
Alcanzando su esplendor, la poesía.
Gran mujer de magia y sortilegio,
Amante de la rima y la cadencia,
Recitando con el brillo y la excelencia,
Centrada y viva voz en los arpegios,
Imagen de un tiempo sin memoria,
Alzando el poema hasta la gloria.
Escrito en Julio 2016 por Eduardo Luis Díaz Expósito." Zuhaitz"
No hay comentarios:
Publicar un comentario