lunes, 26 de junio de 2017

La alegría de sentirse vivo

Por las oscuras calles de los encuentros 
furtivos, el viento separa la carne de asfalto, de los márgenes de las acequias.

El sonido es tremolado y el temor
es el eco que repiten las campanas 
al caer el día.

La rotunda alegría es un cuarto creciente 
o un vaso rebosante de leche y miel
en la dicha.

Las sombras se disipan en los rincones
y hasta donde no parece alcanzar la luz,
se borra toda la tristeza adherida,
recobrando la confianza en el intento 
de ser yo mismo, sin nada que cubra
mi rostro o la alegría que siento de vivir
y sentirme vivo.

Escrito en Junio 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".

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