jueves, 22 de junio de 2017

Sol de Estío, pupila herida

 Se ha rasgado el ojo de la noche
y una gota de sangre aparece
en el firmamento. 

Se derrama en el amanecer 
y asciende en el ara que consume el día.
Muere tristemente para ofrecer en su cáliz, la luz de su entrega, su sacrificio 
cruento hacia la búsqueda del resplandor.

El estío guarda su último pulso
y una hemorragia se extiende,
gloriosa sobre el horizonte.

Gota de sangre, redonda, espesa.
Con cada latido, asciende más y más
hacia un cristal de azul diamantino,
su calidez crece, pronunciada 
con la dificultad de una boca seca,
cuando su sed es tan amplia 
como el calor emanado de su esfera,
brillando como una pupila herida.

Escrito en Junio 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


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