miércoles, 14 de febrero de 2018

Era blanca, perpetua blancura

Era blanca, como leche derramada
o los huesos que se desprenden
del vicio de la carne.

Era blanca e inexpresiva, tan pura,
como lívida, sin un rubor alegre en las mejillas
o un agitado suspiro brotando desde su pecho.

Era absurdamente perfecta y tanta perfección
denota, que jamás se implicó
en la danza de la vida.
Su figura estática llevaba la cera
con que se reparan los defectos
 de las estatuas de alabastro.

Era perfecta, si, pero sin vida, sólo fué
en ella un detalle, un accidente, que
posteriormente traicionaría su belleza
y estaba triste por ello.

Triste y sin gesto en el rostro,
estáticamente pura y exenta de emociones,
para no reflejar nada, absolutamente nada.

En su casa no hubo jamás espejos
y ni siquiera el agua mostraba
un solo ángulo o arista de su figura.

Era blanca, blanca de bella muerte,
perpetua blancura sin alma.

Escrito en Febrero 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito.” zuhaitz “.

I.S.B.N : 978 – 84 – 17279 – 06 – 6

Depósito Legal: BI – 1323 -2018


No hay comentarios:

Publicar un comentario