Descienden las sombras y en la penumbra,
se guardan los secretos y los besos
suenan despacio, con la cautela
de los amantes que no quieren
despertar de su sueño.
Te amo en la oscuridad y en la luz,
en el claroscuro del atardecer, que se rinde
a los encantos de la noche.
Tu piel vibra sobre mi piel, como un violín
afinado en una sinfonía amorosa,
que no concluye, porque aún
no se ha determinado el momento justo
de un apoteósico final.
Mientras, una piel se desliza sobre otra piel
y toda su extensión son la prolongación
de unos labios que desean perpetuar su beso
en la eternidad, para grabarlo en la memoria.
Escrito en Septiembre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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