Una filigrana de luz son tus ojos
y la estrella que ellos guardan.
Una hoguera de ilusiones, que consume
las tristezas pasadas.
Fulgor único desde una caja
de negro terciopelo, que se abre
con mil ojos expectantes.
Desde el balcón de mis pensamientos
más luminosos, apareces con una corona
ceñida en tu frente y un dorado laurel,
que realza la pura sien, en el pálpito
de una emoción que crece y se muestra y eleva,
como el rubor de tus mejillas.
Rojo volcán, encendido rubí
entre un rumor de besos o alas de mariposas,
batiendo el aire y perfumando la estancia,
mientras tu piernas ascienden,
columnas de humo, de un secreto
que escapa de su encierro y vuela,
como Pegaso, en la brisa
de un susurro escondido.
Escrito en Septiembre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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