jueves, 22 de noviembre de 2018

Al calor de un amante corazón 

No quise perderte y no te perdí.

Tú te perdiste. Tu mortecina luz quedó difusa

al clarear el día. Fuiste un sueño hasta que

despertamos a otra realidad 

 en una ruptura de costumbres que generó 

tan sólo una ilusión, una aventura.

La intriga se vence a sí misma 

al ser descubierta.


Ánfora de aguas quedas, donde el nenúfar 

se marchitó, perdiendo sus aromas.

Sobre los cerros que nunca remontamos,

se halla la flor que nunca muere

y en las nieves perpetuas quedaron inmóviles 

nuestras miradas, perdidas, buscando 

más allá del horizonte esa realidad 

de brumas dispersas, que desaparecen 

y ofrecen una visión más diáfana 

en nuestras vidas .

No hay flor que evite marchitarse,

ni amor que florezca libre, si el corazón 

no es campo fértil para su cultivo.


Escrito en Noviembre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".


No hay comentarios:

Publicar un comentario