La piel toda es una extensión
expuesta a una caricia, a la sorpresa
o al cambio de temperatura de un sol
que asoma o se esconde, tras una nube.
Provoca una respuesta erizada a la ternura
o a la hematoma de sangre, ante un golpe
inesperado.
Planeta inexplorado, al límite entre
el decidido beso, que roza la levedad
de su contacto con los labios y la candidez
de un aliento, que llega a quemar
con su hálito sobre los sueños más profundos,
para despertar el deseo en letargo,
dormido sobre la blanca sábana
de la inocencia .
Los entornados ojos, acuosos, minerales,
prendidos en la suspensión de una lágrima
o cálido rocío, rodando por la corola
de unas encendidas mejillas.
Al fin, piel toda enajenada en el suspiro,
con las alas desplegadas en el contacto
de tu cuerpo reciente y suave.
Escrito en Noviembre 2018 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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