viernes, 14 de junio de 2019

Añoranza de amores perdidos 

En un camino polvoriento
entre rosas y espinas, se acrecienta la sed
y nuestros pies no arrastran, sino el dolor
que se acumula en nuestras plantas.

El amor fue una infusión agridulce,
en un tránsito que quedó al borde
de una carretera olvidada.
Ya no recuerdo cual fue el motivo,
y ya ...¡Me importa poco! .

Tan sólo siento el metal de la ausencia
y la fría porcelana que queda detrás
de cada amanecer sucedido,
como una cadena con eslabones de soles,
para ganar la partida a la angustia cotidiana.

Cada día cae vencido, antes de cerrar
el párpado, atrapado por esa pupila
que abarca la oscuridad en el misterio
de la noche.
El cálido rubor de las estrellas, contrasta
con la fría y pálida faz de la luna.
Los amantes de abrazan y besan,
como queriendo atrapar entre los labios
la calidez del día y el sopor que trae la noche,
para mecer todos sus sueños.

Escrito en Junio 2019 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz”.


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