Dios no existe en los libros, ni en las doctrinas.
Existe en la concepción humana
y esa necesidad de encuentro,
en esa búsqueda del equilibrio
entre la creación y un supuesto creador.
¿Y si la eternidad no conociera principio,
ni fin?. ¿ Y si Dios fuera una imagen
de nuestra propia realidad, en la búsqueda
del infinito?.
Perpetuarse en Dios es reconocer
que hay una pulsación o energía,
que sostiene y mantiene el universo
en un perfecto equilibrio.
La energía universal es Dios universal,
sin etiquetas, ni nombres.
Perenne y eterno en la historia de todas
las historias y real en cada una de nuestras
realidades.
Creemos en aquello que sentimos
y en aquello en que se apoya nuestra fe
y se fundamenta.
Más allá de dogmas y doctrinas,
sólo por el hecho de
en nuestro corazón y nuestra mente...
¡Y sentirlo!.
Dios es perfección y nuestra vida y nuestra fe,
son la búsqueda infructuosa
de hallar su verdad, fuera de nosotros mismos.
Escrito en Enero 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.
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