Se ha secado el musgo en el orillo,
y deja a la piedra transmutada,
ajena a las épocas pasadas,
tornándose del verde al amarillo.
Las losas de las tumbas entreabiertas,
no queda ni un rescoldo de esas vidas
buscando redención a sus heridas,
en causas ya perdidas y ahora yertas.
La muerte no detuvo el vuelo bajo,
segando fué una vida pasajera,
quemando sus miserias en la hoguera;
infame es su labor y su trabajo.
No admito su disfraz, ni que me mienta,
aquél que te hace ver color de rosa,
el pulso de la vida o cualquier cosa
y pasa sin saber, ni darse cuenta...
Que el mundo con su bien y sus horrores,
no pinta cada escena a un mismo tono,
no queda ni un matiz en abandono
y plasma sobre el lienzo sus colores.
Escrito en Enero 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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