miércoles, 29 de enero de 2020

Juventud Truncada.

Tenía la muerte inscrita en los ojos
y una tintura amarga de melancolía,
en los labios.
El frío gris de la tristeza, deambulaba
libremente en sus habitaciones vacías
y sentí su pérdida, como quien observa
hundirse un barquito de papel, que se deshace
en el agua.

Cuando la emoción se marchita, nace el olvido
desde una desatada indiferencia.
Sus ojos crecían en el asombro,
dentro de sus órbitas, mientras su alma
se iba hundiendo irremediablemente
en un abismo con bordes de cristal,
tal vez desde el momento en que estrelló
la última copa contra la pared.

Miraba hacia afuera, en vez de contemplar
sus adentros y no vió otra cosa
que el crecimiento de la miseria,
cuando era tiempo de que su juventud
debiera ser un tallo de espiga verde.
Su belleza también huyó cobardemente,
por culpa de quien cegado en su ambición,
no supo ver el fulgor diamantino
de su alma.

Escrito en Enero 2020 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".




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