¡ Te he sentido tantas veces !
Me prendí a la magia de tu voz
y al ritmo de tu caminar, formando
un compás de tres por cuatro.
Vibrante, con una presencia
de densidades únicas,
dejando tras de ti una estela de interés
y un sutil encanto que se palpa,
como perfume aéreo
de rosas crepusculares.
Imaginé en tu mirada, un cielo infinito
y un misterio por descubrir.
Yo te contemplaba desde el ático
de mis cejas ascendidas en mi admiración
y apenas mi boca lograba balbucear
tu nombre.
Era tan joven y tímido, que me perdí
el contacto de tu piel, pero en mi mente
volaste tanto tiempo, que aún siento
el aleteo de tus gráciles manos
en un ademán de despedida,
con la pena de un : ¡ Adiós no pudo ser !.
Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito.”zuhaitz”.
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