¡Protegedme de los vientos que esparcen
las semillas!.
Si las voluntades son etéreas
y navegan entre corrientes de aire,
a merced de su fuerza.
Viento amigo, que aportas tu aliento fresco y prolongas las gotas de lluvia,
que moldeas las olas del mar
y diriges el rumbo de los barcos,
desde sus velas desplegadas.
Viento atónito y sorprendido,
niño travieso, que juega con el destino
de las hojas secas o motas de polvo
o pólen, dibujando volutas y espirales
en las arenas del desierto.
Si las voluntades sin peso,
vuelan sin rumbo y el temor
es la sorpresa de no hallar nuestros pies
sobre una tierra que nos niega...
Tú ¡Oh, viento! Ofreces la voluble libertad
de no saber, si nos vamos a detener
en campo fértil o en áridas arenas
de extrema soledad.
Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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