donde no llegan ni la escoba, ni la luz
y el pensamiento ignora, que el secreto
segrega el fluido que el misterio necesita,
para moverse en un ámbito, donde
la luz que se filtra a través
de un ventanuco, es suficiente
para ocultar aquello que quede en el quicio.
El ministerio del misterio no es concreto,
se oculta tras el secreto,
camina sin pies, deslizándose
como una sombra detrás
de un rayo de luz.
El atractivo es el juego
de la contrariedad, de la adversidad
y la antinomia, a través de las cuales,
los matices crecen desde lo más oscuro
a lo más luminoso.
Nos deslizamos hasta el extremo
de la barandilla, desde la buhardilla
al sótano y es entonces
cuando observamos, cuán grande
es la sala, donde comúnmente
convivimos.
Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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