para que no salpiquéis rostro alguno,
con vuestras matanzas.
Cuando la luna me conceda su magia,
mis uñas y mis dientes destrozarán
vuestras inmundas carnes,
habrá entonces una paz tensa,
pero necesaria.
Mi pluma apuñalará vuestras gargantas,
secas de piedad y de razón,
espero tener de ambas, lo suficiente
para procurar no condenaros eternamente por vuestros crímenes.
Quisiera reunir a una gran manada
de depredadores para limpiar este mundo de vuestra inmundicia
y borrar el rastro de sangre y muerte
que dejáis a vuestro paso.
Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz"
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