la incomprensión de las lenguas
y el individualismo de las gentes,
preocupadas por fingir una realidad
en la cual no creen.
Aturden al silencio con su voces
enardecidas, exaltadas.
Insultan a la razón con
una carcajada histérica, para justificar
una soledad que no admiten,
ni demuestran y se pierden en las esferas
que forman sus voces,
desviando la atención,
hacia un hueco impávido,
que nadie conoce y sólo existe
dentro de sus mentes.
La verdad ha muerto y ahora toca
presenciar un desfile de vanidades,
para ocultar nuestras tristezas.
Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito."zuhaitz".
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