En ese paso del día,
cuando se está “de bajón”,
nos la juega la emoción
tintada en melancolía.
Hay momentos que nos hieren
en un estado de calma
y se pisan sobre el alma
y nos vencen y nos pueden.
Nos destapan inquietudes
dentro de esa desazón,
en que sufre el corazón,
dudando de sus virtudes.
Cayendo en la lasitud,
nuestra atención se relaja,
todo lo que sube, baja
y crece nuestra inquietud.
Cuando se llega hasta el suelo,
no queda, sino subir,
el secreto de vivir
es procurar su consuelo.
Escrito en Septiembre 2017 por Eduardo Luis Díaz Expósito.”zuhaitz “.
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