un letargo en la memoria.
Dormir, morir un poco, cuando no queda
mucho por lo que vivir, fuera de la cama.
Tan sólo, alguna ilusión fugar,
un globo de helio que ascenderá,
para perderse en el firmamento.
Una búsqueda de infinito, el apoyo
de la amistad, cada vez más difícil
de mantener y una alegría fortuita,
flotando a duras penas,
entre mares de infortunio.
Un anhelo que se va apagando,
como llama de una vela
que se consume y esa tristeza
que se instala sin permiso alguno
y no quiere marchar de nuestras vidas.
La alegría tiene las alas frágiles
y su vuelo siempre nos resulta
excesivamente corto.
Escrito en Septiembre 2017."zuhaitz ".
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