acompasa a las gotas sucedidas
de lluvia, que caen desde un cielo de basalto.
Apenas los gatos con ojos vidriosos,
contemplan desde los tejados
el cieno y el humo perpendicular,
que asciende como un maleficio.
Tras las montañas, un apagado fulgor
y un olor nauseabundo.
¿A dónde el árbol?.¿A dónde la hierba?.
Hormigón desvencijado
y hierros retorcidos,como un dolor
mal parido.
Opaco y sin brillo,el mundo,
como los ojos sin vida
que pierden toda esperanza.
¿Para qué el oro, el poder y la riqueza?.
Si no hay medicina, cuando la ilusión agoniza.
Escrito en Mayo 2015 por Eduardo Luis Díaz Expósito.“zuhaitz".
No hay comentarios:
Publicar un comentario