Tus ojos serenos y a la vez llenos de fuego,
queman en mi alma los últimos rescoldos
del mineral frío de una realidad
que inerte queda, como el paso detenido.
Arde en mi pecho una pasión desmedida,
sin razón, ni tino, pero el alma
se nutre en la fantasía.
Así, precursor de sueños,
vivo en la burbuja, que me permite
respirar de tu aliento, beber
tu dulce saliva e inventar
un espacio en la alcoba, tan grande,
que sólo nuestros cuerpos desnudos llenan
entre jadeos y suspiros.
Nuestros secretos de alcoba
se guardan en nuestras almas
y sólo a veces, se notan
las huellas de su tacto en la piel.
Escrito en Mayo 2015 por Eduardo Luis Diaz Expósito."zuhaitz".
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